A pesar de las cinco reformas que ha sufrido la Ley Orgánica 5/2000, de 12 de enero, reguladora de la responsabilidad penal de los menores, sigue abierto el debate sobre ella. Las opiniones se polarizan y no parece que por convicción sino por oposición a lo que otros manifiestan o por el papel que en cada momento hay que representar. Posiblemente, como Cristóbal Colón, no sabíamos en el año 1995 hacia donde nos dirigíamos, no sabemos donde hemos llegado y tal vez hoy no tengamos claro donde hemos estado.