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Plácido Fajardo
Superada la novedad del concepto de dirección por objetivos, tanto en el ámbito público como en el privado, hay que disponer de objetivos estratégicos y operativos que permitan su medición, explicación y, por supuesto, la valoración del nivel de cumplimiento de todos los evaluados, bien sean directivos o ministros. Si Sarkozy ha decidido importar esta práctica del mundo empresarial, quizá sea hora de estudiarla en detalle.
