El modelo económico en España ha sido positivo en las grandes cifras, creciendo el PIB y los beneficios empresariales y aumentando la creación de empleo. Pero la estructura productiva española tiene déficits serios de competitividad en aquellas actividades que necesitan mayor valor añadido. El motor del crecimiento económico ha sido fundamentalmente el sector servicios y la Construcción, con un alto componente especulativo, creándose muchos empleos de baja cualificación y de futuro incierto.