La Ley de promoción de la autonomía personal y de atención a las personas en situación de dependencia, sigue las tendencias internacionales actuales en pro de la extensión de la Seguridad Social; entendida ésta como un sistema amplio e integrador de diversos subsistemas -entre ellos el nuevo SAAD-, que proporciona prestaciones económicas y servicios personales o sociales, y promueve la coordinación de todos los poderes públicos. A través de esta Ley básica, el Estado garantiza a los ciudadanos un nivel de protección mínimo, común e igual, al que tiene la obligación implícita (es la otra cara de la teoría de los poderes implícitos) de aportar los recursos financieros necesarios para que tal igual protección sea real y efectiva.