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De 1975 a 1991 el «modelo sueco» se resquebrajó, pero ahora ha recobrado las características esenciales del sistema original del 1950, según explican los autores de este artículo. Para afrontar la profunda crisis económica de principios de los años noventa, el país restableció una estrategia económica antinflacionaria e impulsó una política laboral activa centrada en la mejora de la oferta de mano de obra. Suecia ha logrado reducir el desempleo y la inflación gracias también a una nueva coordinación de la negociación colectiva que tiene tres propósitos: robustecer la paz laboral, evitar la destrucción de empleos causada por los deslizamientos salariales desbocados y aplicar el principio de subsidiariedad para que lo dispuesto en los convenios colectivos sectoriales sea adaptado a las exigencias de competitividad de las empresas.
