La alta abstención ha protagonizado el referéndum por el que se votaba un nuevo Estatuto para Andalucía. El Estatuto fue aprobado por el 87% de los votantes, pero casi el 64% de los andaluces se quedó en su casa. La abstención resalta el divorcio existente entre una clase política ensimismada y una sociedad que se siente cada vez más sola ante problemas cotidianos, como son la vivienda, empleo precario, paro, salarios y pensiones vergonzosamente bajos, el déficit en la educación y en la sanidad públicas, asuntos que se ven continuamente desplazados de la acción política.