Aunque la prevención de riesgos laborales afecta a toda la empresa, los fallos más habituales son consecuencia de que no se considera parte de la gestión. Esta situación se da, por ejemplo, cuando existe un Servicio de Prevención Ajeno, que a menudo deriva en que la propia compañía se desentiende del tema. Considerar la prevención un gasto en lugar de una inversión, una rígida aplicación estandarizada de los métodos de evaluación de riesgos y una falta de coordinación en las actividades subcontratadas son otros de los errores recurrentes. La integración de la prevención con una cultura preventiva para todos los componentes de la organización, junto con un correcto enfoque de la formación en la materia y una auditoría efectuada periódicamente, permiten una gestión proactiva.