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José María Olías Porras
A partir del fin de la Segunda Guerra Mundial, la idea general predominante era la de autosuficiencia. El autor se pregunta ante esto si es preferible la especialización o la diversificación en la economía de un país. Considera que las ventajas de esta última vienen apoyadas por tres tipos de factores: técnicos, sociales y económicos. Tras exponer estas ideas teóricas, pasa al caso particular de nuestro país, y se hace una nueva pregunta: ¿Está o no diversificada la agricultura española? La contestación tiene una doble dirección, pues para el consumo interno se ha seguido la política de autosuficiencia que implica la diversificación y, en cambio, para la exportación nuestra producción es poco diversificada. A lo largo del período 1939-1959, la política de producción seguida en España fue la de favorecer la autosuficiencia. Con ello se consiguió satisfacer las necesidades primarias, es decir, las de un país poco desarrollado, como puede deducirse del hecho de que en nuestra agricultura pesan más los cereales que los productos cómicos. En cuanto a la producción agrícola destinada a la exportación, hay que tener en cuenta el lugar tan importante que dicha producción representa dentro del total de la exportación española. En tanto por ciento, la exportación de productos agrícolas representó en el año 1954 el 63 por 100 de nuestras exportaciones totales. Se ve frecuentemente que, dentro de la importancia que tiene la producción agrícola en nuestro comercio exterior, es una producción poco diversificada. El autor se pregunta si no habría forma de conseguirlo con vistas tanto a la exportación como al consumo interno. O, al menos, si no habría forma de evitar el monocultivo de ciertas regiones, ampliando, por el contrario, el número de regiones que produjeran cosechas de exportación.
