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Emilio Lamo de Espinosa Enríquez de Navarra
Tras enunciarse brevemente las características primordiales y los objetivos del Plan de Desarrollo, se destaca la pluralidad de cuestiones, íntimamente relacionadas entre sí, que aquél representa y que dificultan el análisis detenido de los conceptos cuantitativos en orden a la agricultura, como a cualquier otro sector productivo. Por esta razón, sólo se intenta prever los efectos que el Plan de Desarrollo ha de originar en nuestra agricultura y, sobre todo, las demandas que el Plan ha de hacer al sector agrario, refiriéndose siempre a los aspectos cualitativos. Termina dejando constancia de dos ideas fundamentales. Es la primera la de que el Plan de Desarrollo no supone para la agricultura española otra cosa que el mantenimiento y aceleración, dentro de un plan más ambicioso, armónico y coordinado, de un proceso de desarrollo iniciado hace veinticinco años. Y la segunda, la de que la política agraria que demanda dicho Plan de Desarrollo no ha de implicar en ningún caso una modificación de la seguida hasta ahora, que se mantiene íntegramente en sus líneas generales, pero sí una acentuación de ciertos aspectos hasta ahora un poco marginales.
