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Ante el pesimismo de la teoría económica imperante en cuanto a la posibilidad de que los países en desarrollo logren tasas de crecimiento económico superiores a las de los desarrollados, a fin de acortar la distancia que de ellos les separa, y a la vista del ejemplo de los años en que en manifiesta contradicción con tal pesimismo, se ha producido el "despegue" de la economía española, se intentan descubrir los puntos débiles de aquella posición teórica. Es el supuesto de una "economía de mercado" con libertad de comercio exterior y de fijación de salarios el que no se pueda admitir, y, partiendo de un espacio económico suficiente con masa de consumidores adecuada y de una preparación técnica superior al desarrollo alcanzado, se logran altas tasas de crecimiento siguiendo una política fiscal "keynesiana", con protección aduanera para la industria y limitando la fijación de salarios, a fin de lograr un aprovechamiento mayor y mejor de los recursos humanos e intelectuales. De la restricción de salarios y sueldos se beneficia no sólo la economía en su conjunto, sino, de modo muy especial, los propios sectores de la población más afectados, aparentemente, por esa medida.
