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Alejo Leal García
Las estructuras agrarias a reformar son económicas, sociales e institucionales. Pero este estudio ha de limitarse a las que afectan al suelo rústico, y. en particular, a las que se refieren a su destinación y a su organización en fincas, parcelas y explotaciones. En relación con ellas ha de ser examinada la función del jurista. Su más importante papel es el de colaboración en la elaboración del Derecho. El Derecho para la reforma de estructuras ha de contener gran número de normas de estructura aptas para que de ellas puedan emanar de modo inmediato, aunque multiforme, normas de conducta y resoluciones de la administración. El jurista debe ser el arquitecto de las nuevas estructuras en su aspecto normativo, y debe actuar no sólo como técnico del Derecho, sino también como jurisprudente, como poseedor por definición de la ciencia de lo justo y de lo injusto y, por tanto, como aquel que las técnicas aportadas por la política, la sociología, la agronomía y la economía, y a los valores económicos, añade el valor moral de la justicia. Teniendo en cuenta los supuestos de hecho a que hace referencia en su trabajo, el autor da fin al mismo, exponiendo las orientaciones que a su juicio deben presidir la reforma.
