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La existencia de una economía dinámica es el presupuesto científico que nos sirve de antecedente para analizar la situación de crisis actual que, iniciada en el año 1970, como consecuencia de una devastadora sequía mundial, se alarga hasta 1973, con la crisis del petróleo. España no ha sido una excepción en esta situación de desequilibrio progresivo, por lo que en estos momentos es preciso plantearse dos objetivos fundamentales que son: 1. La integración económica con los demás sectores productivos para obtener la paridad de la renta, y 2. La integración social del agricultor en la sociedad actual. El grado de autoabastecimiento de productos agrarios es satisfactorio, en general, salvo en maíz, sorgo, algodón, madera y came de vacuno, pudiendo contemplarse las siguientes situaciones en los principales sectores productores: a) Sector cerealista. Falta de cereales, piensos y principalmente maíz. b) Aceite. Exceso de cultivo del aceite de oliva y déficit de girasol y soja. En el pasado, la política de precios ha tenido la máxima influencia en las rentas agrarias, pero existen enormes diferencias estructurales en la distribución de la renta agraria por persona activa como consecuencia de la concurrencia de agriculturas tradicionales y familiares, junto a otras capitalistas e industriales que llegan a exceder el 100 por 100. La población activa agraria se está reduciendo en forma notable. La tierra sufre una elevación de precios que encarece su uso como fruto productivo. El capital agrario, que puede elevarse para 1972 en 2.450 millones de pesetas está integrado por tierras y plantaciones con más del 80 por 100, siendo el ganado, la maquinaria y las construcciones las restantes rúbricas del mismo.
