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La política de regulación de producciones y precios agrarios se centra en un doble objetivo: orientar a los agricultores en la elección de los cultivos y asegurar una cierta estabilidad de los precios, de modo que existan estímulos suficientes para la inversión. Dicha política, reciente relativamente en España, se inicia con la creación del Servicio N. del Trigo. Fragmentaria y casuísticamente, al principio con el FORPPA empieza una nueva etapa: intervención de signo unitario y con visión de conjunto. El autor trata de encontrar respuestas a dos cuestiones fundamentales: Primera, ¿ha sido y es necesaria tal intervención? Segunda, ¿cuáles son los criterios que permiten una aplicación correcta de la misma en caso de ser necesaria?.
