Tatiana Sidorenko
Dentro de las reformas orientadas al mercado que se introducen en Rusia a partir de enero de 1992, un lugar importante le corresponde a la política de apertura económica, incluida la invitación para que los empresarios extranjeros inviertan en el país. El análisis de aspectos económicos, políticos y legales de este país euroasiático permite concluir que la insuficiente implementación de estructuras y mecanismos de mercado y la exclusión de los empresarios foráneos de la privatización masiva de empresas estatales fueron los factores más relevantes que contribuyeron a la creación de un clima poco favorable para las inversiones extranjeras. Como resultado de ello, las esperanzas de Rusia de atraer grandes cantidades de dicha inversión no se vieron materializadas, pues recibió mucho menos de lo que necesitaba. La estructura sectorial de las inversiones extranjeras directas no contribuye a la reestructuración y modernización de la industria nacional, debido fundamentalmente a la alta concentración de las mismas en el sector energético, lo que hace que el país dependa aún más de la producción de petróleo y gas.La estabilización política rusa, tras las elecciones presidenciales de marzo de 2000, y las medidas adoptadas por el presidente Putin para avanzar en las reformas promercado parecen indicar que este país poscomunista seguirá ofreciendo oportunidades a los inversionistas extranjeros.
Among the market-oriented reforms that were implemented in Russia since January 1992, economic liberalization policy ranks in a relevant place, including the invitation made to foreign entrepreneurs to invest in the country. From the analysis of various economic, political, and legal aspects of this Euro-Asian country, the author concludes that both a lacking implementation of market structures and mechanisms, and the exclusion of foreign businessmen from state firms massive privatization were the major factors resulting in a quite unfavorable environment for foreign investments. Accordingly, Russian prospects of attracting huge investment flows did not materialize, having obtained much less than was expected and needed by the country. The sectoral structure of foreign direct investments does not favor national industrys restructuring and upgrading. This is mainly due to an excessive concentration of industries on the energy sector, which results in an even greater reliance of the country on oil and gas production.Russias political stabilization, after March 2000 presidential elections, and the measures implemented by president Putin to advance market-oriented reforms, seem to suggest that this post-communist country will continue offering good opportunities to foreign investors.