Las reflexiones filosófico-políticas de este ensayo discuten la idea de que la política se fundamenta en la mentira. En contra de esta creencia generalizada, el autor afirma que, si fuera el caso, ni la política ni la democracia serían posibles. Aún más: se postula que la política y la mentira son incompatibles. En el texto se abogan, entonces, por la verdad como fundamento de una cultura de transparencia en la democracia, que ciudadanos, políticos y funcionarios públicos ?es decir, todos aquellos preocupados por el interés público? deben compartir y fomentar si es que no quieren poner en riesgo la salud de la república. La mentira como práctica diaria en la polis pone en peligro la transición a la democracia al socavar las bases de la solidaridad civil y de la constitución de un Estado de derecho.