La socialdemocracia ha tenido un papel central en la conformación del Estado del Bienestar y en la corrección de las injusticias y las desigualdades del sistema capitalista durante algunas décadas. Sin embargo, en el momento actual estamos asistiendo a un cambio de paradigma en un contexto afectado por la globalización neoliberal en el que el Estado-Nación se ve sobrepasado por macro-empresas transnacionales que imponen sus intereses privados sobre el interés general. En este nuevo contexto, los socialdemócratas deben trabajar para alumbrar un nuevo modelo de convivencia, capaz de hacer compatible el crecimiento con la protección del ecosistema, y el reparto equitativo de la riqueza con la democracia y el respeto a los derechos humanos en todo el mundo.