En la exposición de motivos de la Ley de la Ciencia de 1986 se hacía hincapié en la ¿necesidad de corregir los tradicionales males de nuestra producción científica y técnica¿, así como la voluntad de terminar con el ¿clima de atonía y falta de estímulos sociales¿ de la investigación en España. Se intentaba garantizar ¿una política científica integral, coherente y rigurosa en sus distintos niveles de planificación, programación, ejecución y seguimiento¿