José Luis García Fuentes
Europa, en general, se desenvuelve en un entorno económico desfavorable. El crecimiento del PIB se ha desacelerado sensiblemente y los índices de confianza de los consumidores han ido descendiendo de forma progresiva. Los países del sur de Europa tampoco se salvan de esta situación. Entre los grandes, el PIB de Italia, por ejemplo, apenas creció el pasado año un 0,4% al tiempo que España, aunque destacó por su mayor crecimiento (un 2%) también ha visto desacelerar su economía. Portugal, por otro lado, apenas tuvo un aumento de un 0,5%. La consecuencia lógica ha sido una sensación de incertidumbre que ha conllevado un impacto negativo en el gasto final de los hogares aunque, como es lógico, no todas las partidas de este gasto se ven afectadas de la misma forma. En España, concretamente, sobre todo se han visto frenadas las compras de bienes duraderos, como por ejemplo los automóviles.