En tiempos recientes han surgido propuestas en el campo de la historia del pensamiento reivindicando un enfoque nacional para el desarrollo de la investigación (LLUCH, CARDOSO, 1999). Evidentemente, el término nacional no se refiere a una entidad de derecho político, o a una que lo quiere ser. El término designa sólo la voluntad de estudiar el pensamiento económico de un área determinada (cultural, política o jurídicamente) en relación al desarrollo del pensamiento económico del resto del mundo. Una historia nacional del pensamiento económico tendría como punto principal el estudio de la forma en la que las diferentes teorías e interpretaciones de fenómenos económicos se han difundido en determinadas áreas culturales o económicas. De hecho, cuando las teorías o las ideas traspasan fronteras nacionales adquieren una nueva complexión, y a veces parece que se nacionalizan integrando elementos culturales nuevos. En aquellos casos de teorías más formalizadas, y, por lo tanto, de alcance más universal, también la migración a través de fronteras comporta, a menudo, la adaptación a nuevas realidades, aunque esto se haga, a veces, en forma de supuestos de partida diferentes de los que la teoría original comporta.