En los últimos años han visto la luz nuevos estudios sobre la obra de Adam Smith y, especialmente en Francia, sobre la figura del que muchos consideran uno de los más señalados precursores de la ciencia económica, A.-R.-J. Turgot. Se han reeditado algunos de sus escritos y han aparecido libros sobre su vida y obra, señalando sus aportaciones teóricas en economía pero, sobre todo, destacando sus ideas filosóficas y políticas, sobre las cuales existen -como ocurre también en el caso de Smith- variadas y, a veces, contradictorias interpretaciones. De hecho, algunos lo consideran un filósofo ilustrado amigo de reformas moderadas; otros, un liberal convencido (incluso, republicano de corazón, por lo que tuvo que reprimir sus verdaderos deseos de cambio), y, al igual que ocurre con Smith, hay algunas interpretaciones que moderan considerablemente su liberalismo, lo cual, curiosamente, se encuentra ya en la interpretación de Alexis de Tocqueville que consideraba al ministro de Luis XVI, nada más y nada menos, que uno de los precursores del Estado centralista e intervencionista posterior a la revolución.