La satisfacción de las necesidades de los individuos se efectúa a través de los bienes y servicios producidos por el sector empresarial, por el sector público y por instituciones privadas sin fines de lucro, dependiendo de sus características. Los que satisfacen necesidades en las cuales se da el principio de exclusión y de rivalidad en el consumo se producen por empresas y son pagados con la renta de los consumidores, actuando el mercado como el mecanismo que proporciona el equilibrio entre la oferta y demanda de cada bien o servicio privado. Por el contrario, cuando se trata de satisfacer necesidades colectivas, donde no se da el principio de exclusión ni de rivalidad en el consumo, donde no existe una demanda individualizada de los mismos, es el sector público el que los produce, imponiendo su consumo con carácter obligatorio, se trata de bienes públicos cuya financiación se efectúa de manera coactiva a través de impuestos. Entre uno y otro polo se sitúan los denominados bienes preferentes, que satisfacen necesidades privadas de los individuos, pero en las que el mercado no actúa eficientemente, dándose un fallo del mismo que justifica la intervención pública en su provisión. Pero esta función no la realizan exclusivamente los poderes públicos; junto a ellos existen agentes privados que suministran dichos bienes con carácter gratuito, que se financian con donaciones y ayudas de entes públicos y empresas, y en su caso con aportaciones de los socios de dichas instituciones privadas; son las denominadas instituciones sin fines de lucro (ISFL).