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Ana Luisa Mínguez Ceballos, Javier del Riego Rodríguez
A todos los responsables de formación les preocupa cómo abordar en su organización "eso que llaman e-learning". Le asaltan dudas de toda índole: ¿Eficacia? ¿Rentabilidad? ¿Motivación? ¿Implicación? ¿Tecnología? ¿Opciones en el mercado? ¿Y los cursos y otros materiales? ¿Cómo distribuirlos? ¿Cómo controlar la ejecución de las acciones de formación on-line? ¿Cómo tutorizar el proceso de aprendizaje de los participantes? ¿A quién implicar?. Temores y dudas sumamente razonables; es más, no tenerlos puede implicar no prever determinadas circunstancias y aspectos que, sin duda, podrían suponer un varapalo en la experiencia de e-learning. El presente artículo no pretende convertirse en una receta de ingredientes, pero sí en un glosario de aspectos que necesariamente hay que tener en cuenta a la hora de adoptar una solución e-learning. En cualquier caso, los autores son bien claros al recordar que sólo alineando la estrategia de e-learning con la propia filosofía de la organización conseguiremos una aceptación de la solución y un éxito en su implantación.
