Las estrategias de crecimiento implementadas en la mayoría de los países de América Latina en 1980 2000 otorgaron un rol esencial a las políticas hacia el mercado laboral, flexibilidad, reducción de costos laborales, etc. No obstante, el fracaso de estas estrategias en materia de crecimiento sostenido, creación de empleos de calidad, descenso de la informalidad y reducción de la pobreza conducen a replantear la concepción misma de la política económica en que se fundamentaban. Este proceso ya ha comenzado en la práctica en muchos países de América Latina, adelantándose a las ideas y teorías prevalecientes, lo que implica un replanteamiento significativo - analizado en el trabajo - para las políticas laborales que deben acompañar a estas nuevas concepciones.