En el presente, en la fase de recuperación de la democracia en América Latina, el sistema político tiene dos alternativas frente a los movimientos sociales que se han desarrollado en los períodos de dictaduras y que se han organizado como formas de sobrevivencia de los sectores excluidos política, social, y económicamente: o políticos populistas, o situar la recuperación económica por encima de las demandas sociales. Por su parte la acción de los movimientos sociales hoy puede llevarles a una estrategia autodestructiva: su triunfo significaría una mayor crisis social; su fracaso provocaría el desencanto de los ciudadanos con los partidos políticos y los movimientos sociales