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José Abu-Tarbush Quevedo 
RESUMEN: Los movimientos islamistas ocupan un lugar hegemónico en la oposición gubernamental en el mundo árabe. La crisis política e ideológica de los modelos tradiciones de desarrollo (socialismo y liberalismo) explican también la crisis de legitimidad de los Estados árabes. De hecho, la emergencia del islamismo remite al fracaso del desarrollo socioeconómico y de la modernización política en dicho mundo. Es más, el rápido auge alcanzado por el islamismo es proporcional al descrédito de las doctrinas políticas seculares. El pensamiento político islamista es contemporáneo, no se origina en la etapa del islam clásico, sino en su reinterpretación desde el mundo actual. En buena medida, las bases sociales de apoyo de los movimientos islamistas son semejantes a la de los movimientos nacionalistas árabes. Pese a los estereotipos, el pensamiento islamista es extremadamente heterogéneo. No sólo varía de una sociedad a otra, sino también dentro de una misma sociedad y Estado. Los partidarios de la violencia son minoría frente a la mayoría de prácticas pacíficas y tendencias reformistas. La oposición islamista presenta todavía algunas limitaciones para adentrarse en el juego democrático, pero que no son precisamente ajenas al resto de los actores sociopolíticos en dicho mundo ante la ausencia de toda práctica democrática.
