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Johnna Malici, Akan Malici
Después de la desaparición de la Unión Soviética sólo algunos estados comunistas permanecieron en el sistema internacional. Dos de ellos, Cuba y Corea del Norte continuaron en el status quo con pequeños cambios en su política exterior. Los investigadores dicen que las políticas exteriores cubana y norcoreana en el período de guerra fría no experimentaron ningún cambio importante porque los sistemas de creencias de líderes cubanos y norcoreanos básicamente no habían cambiado. Nuestro estudio analiza, una década después, si los líderes cubanos y norcoreanos han cambiado sus creencias en el campo de la conducta de la política exterior y, en ese caso, en qué dirección y a qué nivel. Concretamente, nos preguntamos si Fidel Castro ajustó sus creencias desde el período inmediatamente posterior al de la guerra fría y si las creencias de Kim Jong Il y sus gobernantes continúan o rompen con las creencias de su predecesor y padre Kim Il Sung. El estudio también investiga la hipótesis de la frustración-agresión valorando si las disposiciones agresivas de la política exterior se reflejan en los sistemas de creencias del liderazgo norcoreano y cubano.
After the demise of the Soviet Union only a handful of communist states remained in the international system. Two such states, Cuba and North Korea, continued on the status quo path with only minor changes in their foreign policy. Scholars have argued that Cuban and North Korean foreign policies in the immediate post-cold war period did not undergo any sizeable changes because the belief systems of Cuban and North Korean leaders did not undergo substantive change. Our study asks a decade later whether the Cuban and North Korean leaders have changed their beliefs in the domain of foreign policy behavior, and if so, in what direction and to what degree. Specifically, we ask whether Fidel Castro adjusted his beliefs since the time period immediately following the end of the cold war and whether the beliefs of Kim Jong Il and his surrounding ruling elite continue or break with the beliefs of his predecessor and father Kim Il Sung. The study also addresses the frustration-aggression hypothesis regarding aggressive foreign policy dispositions reflected in the belief systems of the North Korean and Cuban leadership.
