Tradicionalmente, los conceptos de crecimiento de la productividad y progreso tecnológico han sido entendidos como sinónimos. El progreso técnico a través de la adopción de innovaciones tecnológicas desplaza en el tiempo a la función frontera de producción. Sin embargo, no es menos cierto, que las ganancias en eficiencia obtenidas gracias a la mejora en la capacidad de las unidades productivas para alcanzar el máximo nivel de producción, dado un conjunto de insumos productivos y una tecnología de producción, desplazan igualmente esta frontera de producción. Así pues, si el alcanzar altas cuotas de eficiencia económica y productividad es considerado como una meta deseable, se impone la necesidad de que estos dos conceptos sean definidos y medidos de una forma coherente con los postulados de la teoría económica. Éste es precisamente el objetivo de este artículo.