Pablo Ortiz García
La violencia entre los adolescentes es un problema creciente que los agentes políticos no han sabido encarar. Hasta la fecha se ha optado por una mayor intervención de las fuerzas de seguridad, pero la presencia policial no es más que una solución inmediata, un remiendo para un problema mucho más complejo. Son necesarias políticas preventivas que, mediante la educación, potencien valores sociales como las herramientas más eficaces para evitar futuras situaciones de racismo y xenofobia.