El artículo se abre definiendo los elementos del relato fantástico (el terror y lo fantástico), y la intención de este género de explorar y aprehender los abismos del espíritu revelándonos otra realidad que coexiste con el mundo de lo real. Este acercamiento al género nos adentra en la ficción "cruel" de los cuentos de Villiers de L'Isle-Adam. La aparición en 1883 de "Contes cruels" provoca un cambio en la concepción literaria de la crueldad, entendida no como un realismo exasperado, sino como un asunto de la imaginación que provoca la angustia a partir de la visión insólita de un mundo narrativo, que presta atención precisa a lo real para permitirnos entrever el sentido de lo absoluto. Villiers posee una concepción de lo real que va más allá de la realidad racional y científica, asumida por el positivismo de la época. Por ello se complace en la burla del espíritu "terre á terre" de los burgueses. Es una realidad malvadamente irónica que muestra el absurdo y el fracaso de lo racional y de un siglo encaprichado con el cientifismo. El artículo analiza los cuentos Véra y L'Intersigne que resultan una profesión de fe que hacen pensar en el catolicismo y en la filosofía idealista de Villiers. Estos cuentos confirman que las tinieblas no niegan el día luminoso. Villiers defiende su teoría, se desnuda y se encuentra con él mismo, con la sinceridad de su realidad, con su soledad