El escenario de globalización de la economía internacional supone un entorno propicio para el desarrollo de la competencia fiscal. Este entorno y las posibilidades ofrecidas por los paraísos fiscales han permitido que los aspectos más negativos de dicha competencia fiscal hayan alcanzado cotas preocupantes en términos de pérdida de recaudación global, lo que ha llevado a los gobiernos de los países más desarrollados a plantearse el estudio en profundidad de la situación actual y la eventual adopción de medidas correctoras. Dos son los ámbitos donde se están llevando a cabo estudios sistemáticos de este fenómeno: la OCDE y la Unión Europea. La OCDE inició en el año 1998 un ejercicio, cuyo ámbito geográfico se ha ido ampliando hasta alcanzar a casi 100 países, destinado a elaborar un mapa mundial de paraísos fiscales e intentar el compromiso de dichas jurisdicciones a aumentar sus estándares de transparencia e intercambio de información. Por su parte, la Unión Europea inició también en 1998 un ejercicio para "sanear" el ámbito de los regímenes de fiscalidad empresarial susceptibles de suponer competencia fiscal perjudicial. Su ámbito de actuación se limita a sus 25 Estados miembros y su finalidad es la eliminación de estos regímenes a partir del compromiso político de los Estados miembros.