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En el curso de los últimos lustros el capitalismo español ha experimentado un agitado proceso de cambio y transformaciones, que afectan tanto a su marco económico institucional como a su articulación estructural y a su modo de ínsercicón en el contexto de la división internacional del trabajo. Las fuerzas determinantes y condicionantes de este proceso, aún por culminar, se encuentran relacionadas, en primer lugar, con las tendencias reestructuradoras del sistema productivo inherentes al desarrollo de la crisis. En segundo lugar, con las modificaciones institucionales y cambios del modo de intervención y regulación estatal derivados de la sustitución de las prácticas del estado corporativo-intervencionista, propios del régimen anterior, por otros más acordes con el modelo de economía liberal y, más concretamente, con las exigencias de homologación que conlleva la integración en la Europa comunitaria, y por último, con las líneas y medidas específicas de política económica desarrolladas por los distintos gobiemos de la transición, así como, con el posicionamiento y capacidad de presión e influencia de las distintas clases, agentes sociales y grupos de poder, en el desenvolvimiento de la crisis y configuración del Estado constitucional.
