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Con un estilo periodístico de divulgación y utilizando fuentes fundamentalmente hemerográficas, se estudia en este artículo la influencia del narcotráfico no sólo en la economía global colombiana (para la que supone el equivalente al valor del total de las exportaciones nacionales), sino también en las economías y estructuras sociales locales (teniendo en cuenta que la participación en el negocio recorre toda la escala social, desde los cultivadores hasta los comerciantes, pilotos, guardaespaldas de los grandes traficantes, funcionarios sobornados, etc.), hasta encontrarse integrada en la actividad económica normal del país a pesar de su carácter ilegal. Esta es la tesis central del artículo: la constatación del hecho de que una actividad ilegal se haya infiltrado en los distintos sectores económicos hasta constituir un área gigantesca, con ramificaciones que afectan a prácticamente todos los ámbitos de actividad económica y social; por ejemplo, el dinero procedente del narcotráfico a menudo se "lava" invirtiendo en obras sociales, como la construcción de viviendas. Otra consecuencia de la economía del narcotráfico es el cambio de la estructura rural tradicional: el cultivo de la coca, aún en pequeñas extensiones, proporciona más beneficios que la totalidad de los cultivos tradicionales, y además los agricultores se ahorran el problema de la comercialización. Por último, el problema político y las medidas legales que se adoptan contra el negocio. Se afirma que los frutos del narcotráfico llegan para financiar campañas políticas, periódicos, etc., con lo que se ha convertido en un verdadero reto para el Estado aun cuando muchos de sus funcionarios se encuentran involucrados de una u otra forma en el negocio. Las medidas legales contra el narcotráfico están relacionadas con la presión ejercida por los Estados Unidos para que se ponga fin a esta actividad.
