Suele ser muy frecuente encontrarse con excelentes proclamas igualitaristas con base en la ciudadanía común y universal incompatibles en la práctica con la materialidad legal, que excluye a gran parte de las personas a quienes se dirigen tales proclamas, por el "insignificante detalle" de no tener la nacionalidad adecuada. Se enfrentan pues el discurso y el hecho social. En este sentido, dado el carácter cada vez más global de los procesos sociales, culturales y políticos, propuestas plenas de sensatez y sentido como los de ciudadanía multicultural, ciudadanía postnacional, ciudadanía transnacional, ciudadanía cosmopolita, derechos poliétnicos, globalismo cosmopolita y términos similares chocan con la férrea Santa Trinidad -acertada denominación de Ricard Zapata-, formada por la tríada Estado, nación y ciudadanía.