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Frente al mito de los criminales como monstruos, gente com poco de humano, desviados/as a estudiar, la autora nos presenta las "nuevas reclusas" como pardigma de la humanidad: gitanas ancianas, mujeres con bebés, extranjeras indefensas, son testigos directos de la desproporción punitiva y de la ausencia de finalidad resocializadora. Personas todas ellas que nada tienen que aprender de responsabilidad, porque quizá la responsabilidad con su supervivencia y con la de los suyos fue lo que les empujó a transgredir la ley.
El estudio realizado muestra que todas ellas tienen algo en común: son los últimos eslabones de la cadena social y económica. Tanto las cicunstancias sociodemográficas, como la desproporción punitiva que estas mujeres pesonifican arrojan poderosos argumentos para desenmascarar las fiunciones reales (no declaradas) del sistema penal.
The criminalization of poverty from the situation of foreign and gipsy female prisoners. Against the myth of criminals as monsters, people that lack humanity, deviated people to study, the author (she), is presentign us the new female prisoners as a paradigm of humanity, elderly female gipsy, women with babies, foreign women with no defenses, are direct witnesses of the over rated punishment and the absence of goals for reconciliation. People, all of them that have nothing to learn from responsability becaus perhaps, responsibility with their own survival and with fer families' survival was the reason something in common. They are the lower link of the social and economic chain, The social demographic circumstances, as well as the over rated punishment that these women receive, show powerful reasons to unmask the real functions (not declared) of the penal system.
