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A pesar de las grandes reformas de la legislación efectuadas a finales de los años noventa, los estereotipos sobre la función tradicional de la mujer siguen muy vigentes en el Japón. Este tradicionalismo domina también en el mercado de trabajo, ya que, en la práctica, hay una vía de contratación que reserva a las mujeres los puestos de rango inferior. La autora expone la evolución histórica de esta tradición, así como las transformaciones económicas, sociales y jurídicas que han ido cambiando las actitudes de la sociedad japonesa desde la posguerra. Destaca al respecto una sentencia dictada en el año 2002 que constituyó un hito en el cumplimiento efectivo de la ley de igualdad de oportunidades. La segregación profesional de la mujer sigue siendo muy estricta, pero han aparecido ya signos de progreso que permiten albergar un optimismo temperado.
