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Kenneth Lieberthal, Geoffrey Lieberthal
A medida que la economía de China crece y continúa abriéndose, las oportunidades para las multinacionales están cambiando. Las empresas extranjeras van en la dirección de crecer en el país y nuevas opciones estratégicas. Ahora pueden ir tras el mercado interno chino, y vale la pena hacerlo. Mejoras en infraestructura, la fuerza laboral y en el entorno regulatorio de China les permiten a las empresas reducir sus costos y cosechar nuevas ventajas competitivas.
Riesgos multifacéticos y de cambio constante acompañan esta naciente oportunidad. Para China será políticamente difícil implementar las reformas que exige la entrada a la OMC. Y el progreso de éstas se verá reducido por la escasez de recursos para el inestable sistema bancario del país, por una red de seguridad social inadecuada y la falta de liquidez del gobierno. El asombroso crecimiento económico de 9% anual descansa sobre pilares endebles: empresas estatales sobrecapitalizadas, que han creado exceso de oferta en muchos mercados, y funcionarios regionales fuertemente proteccionistas que persiguen políticas de crecimiento a casi cualquier costo. La planifi cación continuará siendo difícil debido a los frecuentes cambios en las leyes, burocracias y relaciones jerárquicas. Como demostró la epidemia del SARS, el potencial para trastornos serios siempre está presente.
Pero al menos durante los próximos diez años los mayores ganadores deberían ser las multinacionales. Para cosechar los bene- fi cios, éstas deben anidar adecuadamente sus esfuerzos en toda la corporación global, mostrar ¿una sola cara a China¿ a nivel nacional, pero también ajustar estrategias locales, ser cautelosas ante los joint ventures y mitigar los riesgos, en especial la piratería de la propiedad intelectual. Para los que encaran de frente sus complejidades, China representa una gran oportunidad. Para el resto, seguirá siendo en gran medida inescrutable y no rentable.
