Matilde Fernández Sanz
La Ley de Protección Integral contra la Violencia de Género inaugura una nueva etapa de trabajo en la consolidación del derecho humano que sostiene que "nadie será sometido a torturas, ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes". Esta Ley es fruto de largos años de exigencias de las mujeres progresistas y feministas, que con su implicación social han posibilitado el avance de las políticas de igualdad.