La consecución del éxito no se produce sin esfuerzo. Es más, suelen ser precisos más de un fracaso para, finalmente, lograr saborearlo. Las competencias emocionales personales, auto-conocimiento, auto-control y capacidad de auto-motivación nos ayudan a enfrentarnos adecuadamente al binomio "éxito-fracaso", tanto para relativizar el "fracaso", aprender de él y reinyectarse confianza como para lograr nuevos propósitos y para tomar en su justa medida el éxito.