Se pretende determinar si los sindicatos nacionales, creados como un órgano fundamental dentro del régimen franquista, cumplieron la alta función político-económica que se les había asignado: integrar armónicamente tanto a obreros como a empresarios, y traspasar la titularidad privada de los medios de producción a los sindicatos. Se analiza la legislación sindical y laboral de la época, y se contrasta con las aspiraciones teóricas del franquismo, para concluir que aquella alta misión asignada era pura retórica. La legislación y las fuentes documentales evidencian que no se materializa ese traspaso de la propiedad. Esta nunca deja de ser privada, y las relaciones de trabajo están caracterizadas por la subordinación y la conflictividad entre capital y trabajo.