Este artículo analiza la evolución de la deuda pública mexicana durante la década que siguió a la crisis de 1994-1995. El autor concentra su atención en el análisis de la ¿deuda explícita¿, es decir, la que el Congreso de la Unión considera cuando autoriza los techos de endeudamiento. Encuentra que el estado de la deuda es hoy mucho más sólido que hace diez años. Lo que la hace diferente de la situación que guardaba hace una década no es tanto su volumen como su estructura, que aquí se estudia detalladamente. Tal valoración positiva se ve ensombrecida, sin embargo, por la existencia de obligaciones financieras que, aunque no aparecen en las cifras oficiales con el nombre de deuda pública, es razonable suponer que sí implicarán una carga financiera para el gobierno.