En las ideas del movimiento que emergió en junio de 1954 se hayan las raíces del genocidio en Guatemala, el país de América Latina más castigado por la violencia política. La construcción que del enemigo se hizo, la legitimación del terror a través del uso de la ley, la idea de Dios y de patria y la producción de un discurso nacionalista, así como la manera de entender el papel de Guatemala en el tablero de la Guerra Fría, constituyen los hilos con los que se tejieron más de cuatro décadas de la historia de Guatemala. El autor intenta reconstruir las racionalidades que permitieron que durante muchos años, en Guatemala, el terror ganara la escena. Particularmente, entre 1981 y 1983, momento en el cual la espiral de la violencia cobró características comparables sólo con algunos de los más oscuros pasajes de la historia de la humanidad. El trabajo combina la reconstrucción de secuencias de hechos históricos, la indagación en fuentes que condensan los discursos de los contrarrevolucionarios de la época y las interpretaciones sobre algunos de los más importantes interrogantes para la Guatemala contemporánea.