El trabajo, tal como hoy lo conocemos , es una realidad histórica que ha estado vinculada a las exigencias productivas de las sociedades agrarias y las industriales. La emergencia en nuestros días de un nuevo tipo de sociedades, de la mano de la revolución tecnológica, está abriendo nuevas posibilidades económicas y técnicas que dan lugar a que las viejas aspiraciones utópicas al trabajo mínimo resulten más verosímiles.