Durante los últimos veinticinco años se han realizado notables esfuerzos para adaptar la Universidad española a las características y exigencias de una Universidad investigadora. Pero, apenas conseguido algún avance, surgen nuevos retos que se derivan de las transformaciones del modelo de sociedad. Las capacidades de las Universidades españolas para adaptarse a las nuevas exigencias se enfrentan al bajo nivel de cultura emprendedora existente en España y a la limitación de los recursos existentes para el fomento de la ciencia y la tecnología.