Este artículo analiza la eficacia del papel de la supervisión externa para garantizar los derechos humanos en entornos totales, en especial, el penitenciario: la «anomalía democrática» más peligrosa para el Estado de Derecho. A través de un enfoque interdisciplinar que combina sociología, psicología social, derecho internacional y práctica institucional, pregunto si la transparencia radical impuesta desde afuera es un instrumento eficaz para robustecer la protección de los derechos humanos en las prisiones. Dos preguntas son cruciales: ¿En los sistemas penitenciarios donde la supervisión externa es débil o limitada los abusos estructurales persisten y solo se corrigen tras condenas internacionales? ¿En prisiones con una supervisión robusta y participativa se alcanzan mejores estándares de dignidad, menor violencia y mayor legitimidad democrática?