Florencia Corina Peralta, María Josefina Ochova
El presente artículo surge del trabajo cotidiano en el campo de la Salud Mental, en el cual el Trabajo Social se encuentra permanentemente tensionado entre las estrategias de intervención que se diseñan para acompañar a las personas con padecimiento de salud mental y las limitaciones que impone un sistema burocrático, desfinanciado y fragmentado.
En este artículo emergen efectos persistentes de modelos de atención centrados en el encierro, el peso de las trayectorias institucionales crónicas y el fenómeno de la “puerta giratoria” como evidencia de la falta de respuestas comunitarias sostenidas. Y al mismo tiempo, se destaca cómo el cuidado queda muchas veces desplazado hacia las familias o recae sobre los propios equipos de salud, sin el soporte necesario de políticas públicas integrales.
A partir de esta realidad es que se propone una lectura crítica desde el Trabajo Social para visibilizar los desafíos que implica reconstruir el lazo social y apostar a una Salud Mental verdaderamente comunitaria, centrada en las personas, sus derechos y su dignidad.