Cambridge District, Reino Unido
La desigualdad en el acceso a la educación superior sigue siendo uno de los desafíos más persistentes en el Sur Global, donde la tasa bruta de matriculación terciaria (TBE) aumentó del 19 % al 38 % a nivel mundial entre 2000 y 2017, pero sigue siendo notablemente inferior en las regiones de bajos ingresos, permaneciendo en torno al 9 % en el África subsahariana en comparación con aproximadamente el 49 % promedio en los países de la OCDE (Instituto de Estadística de la UNESCO, 2022; OCDE, 2023). A pesar del aumento de la matriculación y de las reformas políticas progresivas, las barreras estructurales siguen dictando quién accede a las universidades y quién queda excluido de ellas (UNRISD, 2021). El acceso a la educación superior desempeña un papel fundamental en la movilidad social en estas regiones (McCowan y Bertolin, 2021). Entre los marcos analíticos, la teoría de la Desigualdad de Oportunidades Educativas (DIO) de Raymond Boudon ha sido fundamental, ya que hace hincapié en la distinción entre efectos primarios (diferencias en los logros académicos arraigadas en el origen social) y efectos secundarios (diferencias en las opciones educativas). Sin embargo, los supuestos basados en la clase social que sustentan el modelo de Boudon, derivados de entornos industriales europeos, pueden ocultar más de lo que iluminan cuando se aplican en economías poscoloniales, informales o híbridas como la de Ecuador (Connell, 2007; Tikly, 2016). El propósito de este documento es proponer un debate sobre las opciones metodológicas para construir el estatus socioeconómico como proxies a la luz de la noción de OEI de Boudon.
Inequality in access to higher education remains one of the most persistent challenges in the Global South, where the tertiary gross enrolment ratio (GER) increased from 19% to 38% globally between 2000 and 2017, but remains markedly lower in low-income regions, remaining around 9% in Sub-Saharan Africa compared to approximately 49% average across OECD countries (UNESCO Institute for Statistics, 2022; OECD, 2023). Despite rising enrolment and progressive policy reforms, structural barriers continue to dictate who gains entry and who is excluded from universities (UNRISD, 2021). Access to higher education plays a critical role in social mobility across these regions (McCowan & Bertolin, 2021). Among analytical frameworks, Raymond Boudon’s theory of Inequality of Educational Opportunity (IEO) has been foundational, emphasizing the distinction between primary effects (academic attainment differences rooted in social background) and secondary effects (differences in educational choices). However, the class-based assumptions underpinning Boudon’s model, derived from industrial European settings, may conceal more than they illuminate when applied in postcolonial, informal, or hybrid economies like Ecuador’s (Connell, 2007; Tikly, 2016). The purpose of this paper is to propose a discussion on methodological choices to construct socioeconomic status as proxies under the light of Boudon’s notion of IEO.