Bernardo González Lázaro Sueiras
Este artículo examina las sinergias potenciales entre las estrategias de Rusia y China en el norte de África mediante la aplicación del modelo de análisis estratégico del Carlisle Scholars Program (CSP) del U. S. Army War College (AWC). La investigación analiza cómo la coordinación de esfuerzos entre ambas potencias en los dominios diplomático, informativo, militar y económico podría amplificar de forma significativa su influencia regional y socavar los intereses occidentales. El estudio emplea una metodología sistemática que evalúa los fines, modos y medios de cada actor, identificando áreas específicas de convergencia estratégica. Los hallazgos sugieren que esta cooperación, aunque no formalizada en una alianza explícita, genera efectos sinérgicos que amplifican la influencia de ambas potencias y desafían de modo efectivo los intereses occidentales en la región, en particular en el control de infraestructuras críticas, proyección de poder militar y narrativas antioccidentales. El análisis sugiere que la guerra en Ucrania ha acelerado esta coordinación, como evidencian las respuestas divergentes de los países norteafricanos al conflicto. El artículo concluye proponiendo recomendaciones específicas para adaptar las estrategias occidentales a este entorno estratégico emergente, enfatizando la necesidad de un enfoque integral que reconozca las particularidades de cada país norteafricano
This article examines the potential synergies between Russian and Chinese strategies in North Africa by applying the Army War College’s (AWC) U.S. Carlisle Scholars Program (CSP) Strategic Analysis Model. The research analyses how coordinated efforts between the two powers in the diplomatic, media, military and economic domains could significantly amplify their regional influence and undermine Western interests. The study employs a systematic methodology that assesses the ends, ways and means of each actor, identifying specific areas of strategic convergence. The findings suggest that this cooperation, although not formalised in an explicit alliance, generates effects in terms of synergy that amplify the influence of both powers and effectively challenge Western interests in the region, particularly in the control of critical infrastructures, military power projection and anti-Western narratives. The analysis suggests that the war in Ukraine has accelerated this coordination, as evidenced by the divergent responses of North African countries to the conflict. The article concludes by proposing specific recommendations for adapting Western strategies to this emerging strategic environment, emphasising the need for a comprehensive approach that recognises the particularities of each North African country.