Qué duda cabe que la citada relación es una relación problemática y que, aun a pesar de la evolución de los tiempos, sigue provocando debate y discusión. Además, se trata de una materia en la que acaba surgiendo el conflicto y dónde las diferentes partes en conflicto se aferran a sus principios, como es natural cuando hablamos de lo religioso. Todo ello sin olvidar el hecho de que algunos de esos principios se exponen como inmutables e inalterables. La pregunta que inmediatamente surge al respecto es si es lógica esa inmutabilidad o si sus defensores deberían centrarse solamente en aquellos principios que garantizan la necesaria paz social.