En 2024, los hogares españoles aumentaron su renta disponible un 8,7 %, impulsados por el crecimiento del empleo y los salarios, superando por segundo año la inflación y recuperando su poder adquisitivo. Esta mejora, junto con la contención del consumo, elevó la tasa de ahorro al 13,6 %. Las empresas no financieras, en cambio, vieron reducir su excedente bruto empresarial un 2,4 %, afectadas por el alza de costes salariales. Aunque aumentaron el reparto de dividendos, la inversión siguió débil y la renta empresarial disponible cayó un 6,1 %. Se consolida así un patrón pospandemia: hogares fuertes, empresas con rentabilidad e inversión rezagadas.