José Francisco Escudero Moratalla, Jaime Illa Pujals
El derecho romano abre al jurista una puerta desconocida al conocimiento y a la comprensión de las cosas, ayuda a moldear al jurista en busca de su sentido profesional. El derecho romano es grande por la profundidad de sus intuiciones, por la belleza de su prosa; y también por el amable humanismo que retrata con claridad la capacidad de grandeza y de miseria que anida en el interior del ser humano, convirtiéndose en un canto esplendoroso a la esencia de la vida y las relaciones humanas y sociales. También ayuda a crear un meta relato, una meta narrativa, intima, inmutable, con una fibra sensible, en la que aparecen los magister, los fundamentos morales y jurídicos, la doctrina, textos y textos, el foro, las basílicas… En resumen, los clásicos nos ofrecen respuestas profundas, inmanentes, atemporales y bien fundamentadas, que han resistido la prueba del tiempo y siguen siendo las mejores para enfrentar los desafíos de la vida moderna y nos demuestran que todos y todas estamos en manos del destino...